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martes, 22 de mayo de 2012

Teoría de la inversibilidad digestiva


Si cuando ingresamos alimentos por el primer eslabón del aparato digestivo (la cavidad bucal), éstos, mediante un proceso químico, salen por el eslabón terminal de dicho aparato (el ano) convertidos en excremento, de la misma forma, si introducimos por nuestra boca una cantidad apreciable de excremento, éste saldrá por el ano transformado en alimento.

Revolucionaria teoría que terminará de una vez por todas con el problema del hambre y la desnutrición infantil.
La hipótesis está siendo estudiada desde tiempos muy remotos en nuestros laboratorios. Ya son tantos los ensayos y experimentos acerca del tema que no dudamos ni un instante en la veracidad de nuestra afirmación. Sin embargo, aún no pudimos demostrar nada a la sociedad por carecer de voluntarios que accedan a ejemplificar la teoría.
Pero vayamos por partes; no es tan sencillo como parece. Cuando ingerimos un alimento, éste sufre la extracción de sus elementos nutritivos por parte del organismo para luego transformarlos en sangre. Entonces, lo que llamamos excremento, que sale después al exterior, es el alimento sin sus nutrientes.
Cualquier persona que haya leído la teoría sin ponerse a razonarla hubiese pensado que bastaba con ingerir un poco de caca para que se convirtiera en comida, pero no es así. Si degustáramos un sorete proveniente de un bife de chorizo, por ejemplo, luego de esperar el proceso de digestión inversa observaríamos que por nuestro ano salen pedazos de grasa, nervios y algún que otro trozo de carne en dudoso estado, pertenecientes todos al bife anteriormente citado. Todo lo que se rescató del churrasco fueron sus partes carentes de sustancias nutritivas, ya que lo demás había sido asimilado por el organismo.
Eso mismo sucederá con excrementos de cualquier otro tipo (clase). Lo que necesita la fecal materia para ser ingerida con resultados positivos es que se le devuelvan las vitaminas, minerales y proteínas que el proceso digestivo normal le ha quitado. Será entonces todo muy fácil, pues actualmente se conocen de cualquier alimento todos los nutrientes que lleva y en qué cantidad.
Pongamos ahora el ejemplo de materia fecal proveniente de un pastel de naranja. Si la comemos tal como la hemos defecado sucederá algo similar que con el churrasco. Nuestras investigaciones revelaron que para que el proceso tenga un exitoso resultado deberá incorporársele al excremento una cantidad de vitamina C semejante a la del pastel, más pequeñas dosis de otros nutrientes provenientes de los demás ingredientes (azúcar, crema, etc.). Si los nutrientes se agregan en la proporción justa, no tendremos más que comerlo y esperar la digestión inversa para que, al evacuar, veamos no sin asombro que de nuestro ano asoman porciones completamente desparramadas del pastel antedicho. El alimento estará destrozado, pero mantendrá todas las propiedades nutricionales de cuando fue creado por primera vez. Esto sucede debido a que, cuando comemos el excremento con nutrientes, éste se dirige al estómago como si fuera un alimento común y los elementos químicos de nuestro organismo se preparan para extraer sus productos nutritivos, pero al ingresar la caca a la cavidad estomacal los nutrientes que lleva consigo no pueden ser extraídos por los jugos gástricos debido a que están protegidos por los complejos elementos químicos pasivos que tiene la mierda. Lo que resulta de la conjunción de los elementos químicos activos del estómago y pasivos del excremento es la naturalización de los nutrientes, conjuntamente con la transformación del resto del sorete en alimento.
Seguramente el proceso interno es de difícil entendimiento para cualquier ser de razonamiento normal, pero no para nuestros químicos, quienes merecen todo el crédito por descubrir este juego de transformaciones que además de combatir la desnutrición creará nuevas fuentes de trabajo, como seguramente lo serán las PVE (plantas vitaminizadoras de excrementos), complejas industrias en donde ingresarán toda clase de desperdicios humanos, y por qué no animales, para que luego manualmente con maquinaria especializada se les agreguen sus correspondientes compuestos nutricionales.
Es necesario que quede perfectamente claro que el ingerir excrementos vitaminizados no alimenta; lo que nutre es la comida que nacerá por nuestros cantos y que volveremos a saborear.
Muchos afirman que el costo de un sorete vitaminizado de espinacas, por ejemplo, será equivalente al costo de la propia espinaca. Puede ser que esto suceda al principio, pero cuando la idea se masifique los precios serán insignificantes debido a que la materia prima (la caca) es gratis y las vitaminas son de un costo mucho menor al de los alimentos, ya que se agregarán en muy pequeñas cantidades.
Se verá cómo en un futuro no muy cercano, cuando comiencen a escasear los alimentos en la Tierra, los sanitarios tendrán cloacas que desagoten directamente en las plantas vitaminizadoras de excrementos, con lo que además de combatir el hambre este proyecto hará mermar la contaminación de ríos y mares.
Es sabido que para el año 2000 y pico, época en la que se calcula comenzará a escasear el alimento, se fabricarán pequeñas cápsulas con vitaminas comprimidas que bastarán para alimentar el organismo de las personas. Esto está muy bien, pero si nuestra teoría es aceptada, el placer de saborear un suculento puchero o un sabroso pollo al horno permanecerá hasta esa época. No queremos pastillas químicamente tratadas ni vitaminas comprimidas, queremos en el futuro continuar deglutiendo manjares verdaderos. Y lo vamos a lograr, así tengamos que comer mierda por el resto de nuestros días...

Grupo Prosaico Mancomunado, diciembre de 1987

1 comentario:

  1. Maravilloso texto, puedo aportar que la falta de entusiasmo de los sujetos de experimentación para darle continuidad a la teoría podría salvarse con el uso de condimentos y colorantes artificiales, así, el producto culinario final, tendría ese toque gourmet que tanto gusta, y podrían, si fuera el caso, matar dos pájaros de un sólo tiro. Salut

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